Ser mamá o papá de un niño con #TDAH representa un desafío enorme, muy superior al que se enfrentan los padres de niños sin esta condición. Los padres de niños con TDAH a menudo necesitan mayor tolerancia, más paciencia, más capacidad para ser flexibles, mejor manejo de las propias emociones, más capacidad para negociar (como si los niños con TDAH ya fuesen adolescentes), incluso implica la capacidad para dejar que a veces el niño “se salga con la suya” con la finalidad de contener un berrinche o un episodio de explosividad que parece prolongarse mucho o salirse de control. La crianza de los niños con TDAH puede ser agotadora pues requiere que los padres constantemente se estén adaptando a las demandas del niño. Ante la mirada de otros adultos (abuelos, tíos, amigos, maestros, o la propia pareja), los padres de niños con TDAH parecen estar malcriando a sus hijos y debido a ello reciben muchas críticas. Es irónico que las críticas más agudas provengan de padres de niños ¡que no tienen TDAH!, como si ellos fuesen expertos en el manejo de esta condición. Los padres de niños con TDAH, antes que ser criticados, necesitan encontrar personas que los comprendan, necesitan rodearse de personas que reconozcan su esfuerzo y que les ayuden a comprender que la conducta de sus hijos no depende siempre de lo que ellos hagan. Solo así podrán deshacerse de los sentimientos de culpa y sentirse más competentes en sus funciones parentales.